Quart – La Virgen de la Vega (Teruel)
Sábado 20/07/2024
177 km / 3650 m desnivel +

Virgen de la Vega – Quart
Domingo 21/07/2024
165 km / 1600 m desnivel +

LA GRUPETTA DE VALDELINARES
Chófer: Jorge Sáez
(hijo de Miguel)
Ximo Martínez
Miguel Sáez
Nofre Sanmartín
Juan Antonio «Trenecitos»
Domin Briz
Noel Espinosa
Carlos de la Guía
José Todo
Pedro Tafalla
Wenceslao Tafalla
David Abellán
«Una ruta muy dura por el desnivel pero que quedará en el recuerdo por las altas temperaturas que tuvimos que soportar todos los compañeros de grupetta. Pese a la calor, supimos sufrir y tirar de clase para aguantar hasta el final. Enhorabuena a todos los que pudimos compartir esta experiencia.»
Francisco Gabriel «Lucky»
El viaje a Valdelinares ha sido todo un éxito al igual que el de Cuenca por parte de todos los compañeros. Me gustaría destacar a Miguel Sáez por el trabajo y el sacrificio por organizar esta excursión a Valdelinares. Y digo sacrificio porque a parte de hacer la ruta en bici estuvo en todo momento atento a para que no nos faltará de nada y para que todo estuviera a su hora y a punto.
Esta Peña Ciclista cada día que pasa se hace más grande y es sobretodo por los excelentes valores humanos de las personas que participan en estas excursiones. Quiero también destacar un detalle de nobleza que para mí tiene mucho valor, Wences el hijo de Pedro (El Maño) estuvo toda la subida hacia las pistas de Valdelinares pendiente de mi para que no perdiese rueda. Gracias chaval eres grande Wence.










CRÓNICA DE UN VIAJE A VALDELINARES
(POR PEDRO TAFALLA)

Día 20 de Julio de 2024, sábado para más señas y en plena ola de calor. A las cuatro y media de la mañana, todavía de noche, suena el despertador y después de una noche mal dormida y un viaje de Valderrobres a Valencia la tarde anterior, me dispongo a salir en bicicleta con la ilusión de un chaval. Junto a mi hijo, Wences, después del desayuno y aseo oportunos, nos encaminamos hacia el punto de salida a las 5:15 a lo largo de media hora que nos cuesta llegar de Valencia a Quart de Poblet, recorrido que nos da para desperezarnos e ir compartiendo algunas impresiones.
Tras nuestra llegada el siguiente en presentarse en la salida fue Domin, que venía con el sueño todavía marcado en la cara y con la necesidad de un café que no tuvo a tan tempranas horas. Poco a poco y en un goteo ininterrumpido llegaron los demás: todos echamos de menos en este reto a César, Marine y su mujer, que desistieron por enfermedad. Una lástima. Se nos unieron en la salida y participaron de una buena parte del recorrido del sábado con nosotros Víctor y Juanjo, que con su buen hacer y extraordinaria condición nos llevaron hacia nuestro objetivo en los primeros kilómetros.
La mañana se preveía calentita, por lo que el madrugón fue un acierto a la hora de subir el alto de Chirivilla. Eran poco más de las 8 de la mañana cuando subíamos disfrutando del ‘paseo’. David me dijo cuando escalábamos los últimos tramos que era la vez que más tranquilo lo había subido en su vida, y es que nuestro objetivo era ese: disfrutar del camino y de la compañía. Miguel había organizado el apoyo necesario para este fin de semana entre lo que se incluía el almuerzo del día en Montanejos. Y allí comenzó el infierno…
La carretera se empinó ganando metros a cada pedalada. La subida se hacía interminable bajo un calor sofocante. Los termómetros echaban humo: algunos decían que algo más de 45 grados, otros que cerca de 50. Y en ese ambiente fue cuando más se notó la presencia de la furgoneta de apoyo, conducida por Jorge, que prestó un enorme servicio de apoyo y avituallamiento líquido bajo un sol abrasador.
Todos sufrimos mucho en esas condiciones: Onofre, un portento de potencia, parecía declinar por momentos pero resistía con un enorme tesón; David y José, a pesar de una gran condición, también notaron la dureza del recorrido y del clima. Sólo Carlos parecía no sufrir, y con un pedaleo ligero iba ganando metros a la carretera. Hay que ser el mismo diablo para salir indemne de aquel infierno. La providencia hizo que apareciera un pequeño merendero entre árboles justo antes de llegar al pueblo de Valdelinares, y allí nos esperaba Jorge con la furgoneta. Nuestras piernas agradecieron el parón que aprovechamos para comer algo y refrescarnos con el poco líquido que quedaba ya. Tras unos minutos de recuperación la marcha siguió su camino hacia el cielo, junto a las pistas de esquí de Valdelinares, y allí arriba, en lo más alto, emergieron las figuras aún más grandes de Lucky y Juan, el Trenecitos, el abuelo, coronando el hito más elevado de nuestra aventura.
Tras una rápida bajada llegamos al hotel donde terminó nuestra primera etapa, una jornada marcada por muchas emociones y anécdotas de las que disfrutamos, y más si cabe Noel, que pudo gozar de la ruta estrenando su nueva bicicleta. No pudo tener mejor bautismo.
La ducha en el hotel fue reconfortante, pero aún lo fue más las cervezas que tomamos mientras comentábamos entre risas todo lo que habíamos pasado. La cena, de diez; y después nos tomamos un gin-tonic o un pacharán, dependiendo de los gustos, antes de irnos a dormir, y es que en esas alturas de Teruel el fresco de la noche invitaba a disfrutar de la conversación.
Por la mañana nos levantamos temprano y nos pusimos en marcha. El ritmo al principio era un tanto cansino, pues a la puerta del hotel estaban ya esperándonos las primeras rampas del puerto de San Rafael que enseguida hizo que nuestro cuerpo entrara en combustión. La bajada fue rápida y larga. Allí los más rodadores hicieron notar su potencia. Ximo y Miguel se desquitaron a gusto de las subidas del día anterior. En Arcos de las Salinas estaba la furgoneta esperando para un tentempié bajo la mirada del Pico del Buitre, como si alguien hubiera pensado en ponernos la tentación; pero la verdad que con lo del día anterior y lo que quedaba por delante, nadie propuso seriamente ir hacia arriba.
Desde Arcos de las Salinas hasta las Peñas de Dios todo fue un continuo subir y bajar, un rompepiernas para nuestras ya maltrechas patas. La bajada a Casinos fue rápida y el calor de la costa se empezó a notar. Habíamos dejado atrás la provincia de Teruel y el fresco de la montaña para adentrarnos de nuevo en el horno de la costa. En Casinos el sol apretaba de lo lindo. Allí paramos a comer y por necesidad más que por ganas que se diluían bajo el calor abrasador, nos pusimos de nuevo en camino para hacer nuestra última etapa de la jornada. Entre naranjos por nuestra cabeza iban y venían las imágenes de todo lo que habíamos pasado sabiendo que llegábamos al final. A pesar del cansancio había alegría en el grupo, y eso se notó en Paterna, donde hubo sprint. Mi viaje terminó en Quart de Poblet, donde recogimos las mochilas de la furgoneta para ir, junto a mi hijo, a casa, hacer la maleta y subir de nuevo a Valderrobres; me disgustó no poder quedarme a tomar una cerveza con los demás para terminar la jornada como se merecía.
Ciertamente han sido dos días muy agradables y emocionantes con estos amigos de Quart de Poblet, y lo mejor de todo es que aquí no termina todo. En el ambiente ya se apuntaba una nueva locura ,con destino a la sierra de Madrid, así que habrá que ir preparándose…
Muchas gracias a todos los que habéis estado estos dos días y muchas gracias a la Peña Ciclista Quart de Poblet. Es un placer salir en bicicleta con vosotros.